Teoría de la elección Racional
Para esta segunda entrada dentro de la línea de la criminología hay diversas Teorías y hoy
corresponde hablar sobre la Teoría de la Elección Racional, la cual remonta su origen
para la década de los ochenta, específicamente para los años de 1985-1986,
cuando sus exponentes Willson y Herrnstein; Cornish y Clarke parten de la ideología que
las personas cometen delitos bajo el análisis de los beneficios y las
oportunidades que puedan obtener con la comisión del hecho delictivo.
En lo que respecta a esta Teoría social, se
argumenta que los personas no eligen cualquier opción al momento de cometer el
crimen, es decir el individuo tendrá primeramente una serie de preferencias en
las cuales abarcan un conjunto de oportunidades.
Lo anterior, se puede exponer a través de una comparación de pensamientos donde una persona con conducta delictiva y otra persona sin este tipo de conducta, tienen las mismas capacidades de razonamiento en poder plantear sus propias decisiones solamente que con diferentes enfoques.
La teoría de la elección racional es neoclásica
dado que su origen se remonta a Escuela Clásica de pensamiento criminológico, y
está entre las más importantes en materia de prevención, se manifiesta con las
diversas técnicas de prevención situacional que atienden las personas que
ejecutarán las designaciones racionales antes de que una persona cometa un
delito.
La
teoría de la elección racional considera que el delito aparecerá cuando los
costes sean inferiores a los beneficios y un delincuente motivado tiene una
oportunidad no problemática. Esta teoría explica la conducta delictiva a partir
del concepto económico de utilidad esperada: las personas se comportan de una
manera u otra dependiendo de las expectativas que tienen acerca de los
beneficios y los costes, económicos y psicológicos, que pueden obtener de
diferentes conductas. La perspectiva de la elección racional entiende que la conducta
delictiva es la adopción instrumental de decisiones y 66 elecciones orientada a
la consecuencia de las necesidades comunes de los delincuentes tales como
dinero, sexo, estatus y aventura (Medina, 1998).
Por
tal razón es que la Teoría de Elección Racional (TER) considera que la
racionalidad de los delincuentes es limitada, en vista de que muchos de estos
en ocasiones no toman las mejores decisiones por miedo o por el grado de riesgo
que sus acciones generen.
Por su
parte, el proceso de decisión resulta de vital importancia ante las teorías
criminológicas, dado que lo que se busca es que funcionen para disminuir los
hechos delictivos, dicho proceso se puede dividir en tres etapas: la etapa de
inicio, la persistencia y la renuncia ante actos delictivos.
Los actores
criminales por lo general trazan sus metas al momento de planificar la comisión
de un acto delictivo, muchas veces estas se enfocan la subsanación de las
necesidades básicas ante las limitantes que estos poseen debido a los altos índices
de pobreza del lugar donde residen, por otro lado lo hacen para la adquisición
de bienes materiales por gustos propio, y otro tipo de actividades de acuerdo a
las preferencias del delincuente. Por lo tanto, la decisión de delinquir es
netamente inducida o está relacionada por las preferencias de cada sujeto, sea
por percepción del riesgo, el ahorro de tiempo y sobre todo la obtención de
beneficios, por lo cual estos se ligan a diversos factores.
Como
se puede apreciar en la siguiente nota, los delincuentes planifican quiénes
serán sus víctimas de acuerdo a la cantidad de dinero que poseen, mediante la
obtención de los datos de estos, por lo cual esto les permite elegir a aquellos
que les genere más beneficios: Delincuentes compran datos sensibles de bancos para escoger a víctimas de estafa
Pese a
que estos tienden a trazar metas y definir la elección de la consumación o no
del hecho delictivo, la racionalidad presenta límites en relación con la toma
de decisiones.
Esta
teoría como se mencionó anteriormente centra su uso en el modelo de prevención
situacional, el cual tiene un enfoque donde su principal objetivo es reducir la
oportunidad que tienen las personas con conductas delictivas para cometer
delitos en ciertos espacios o lugares, por lo cual busca reducir que se aprecie
que un lugar es inseguro por medio de estrategias orientadas a la protección
del entorno social, y con esto limitar el acceso a actos criminales que pongan en
riesgo la integridad de las personas y sobre todo el incremento de la incidencia
criminal.
Con la aplicación de este tipo
de modelo preventivo, el cual se basa en el razonamiento teórico del producto
del desplazamiento delictivo y la propagación del aprovechamiento, es que se
logra identificar que los delincuentes generan un análisis de las oportunidades
que tengan y los beneficios, esto por el siempre ejemplo que si una banda
criminal se encuentra posicionada en un lugar que le genera grandes beneficios
y se refuerzan las medidas preventivas, deberán desplazarse hacía otro lugar
debido a que es mayor el riesgo de ser interceptados por las autoridades
policiales.
Por lo tanto, el
desplazamiento no es simplemente un movimiento en la delincuencia, sino que es
la variedad de cambios perpetuados en la conducta de los criminales en razón al
bloqueo de la conveniencia delictiva.
Este desplazamiento desde la perspectiva
criminológica tiene hasta cierto punto una vista negativa debido a que las
medidas de prevención que se han interpuesto para combatir algún delito en
alguna zona geográfica en ocasiones resultan en vano, pero por otro lado,
viéndolo desde una perspectiva más macro también resulta beneficioso dado que,
los índices de criminalidad entorno a ese delito en algunas otras zonas si ha
disminuido.
Ante estos escenarios es que se han
implementad el uso de las teorías criminológicas que fundamentan la prevención
situacional, buscando así analizar las posibles estrategias que los
delincuentes puedan utilizar para evitar estas medias tal como lo es la Teoría
de la Elección Racional, o bien la Teoría de la Oportunidad, la cual también
tiene cierta vinculación con la elección racional de los delincuentes ante las oportunidades.
Esta teoría explica la conducta delictiva en función a las características propias de las situaciones que permiten encontrar oportunidades de obtener beneficios por medio de la comisión de actos delictivos. Por lo cual, se basa en 10 principios los cuales son:
- Las oportunidades desempeñan un papel en la causa de todo delito
- Las oportunidades delictivas son sumamente específicas.
- Las oportunidades delictivas están centradas en el tiempo y espacio.
- Las oportunidades delictivas dependen de los movimientos cotidianos.
- Un delito crea oportunidades para otro.
- Algunos productos ofrecen oportunidades delictivas más tentadoras.
- Los cambios sociales y tecnológicos producen nuevas oportunidades delictivas.
- Las oportunidades delictivas pueden reducirse.
- La reducción de oportunidades no suele desplazar el delito.
- Una reducción de oportunidades focalizada puede producir un descenso de delitos más amplio.
Por lo tanto, ambas teorías permiten analizar las oportunidades y
beneficios que los delincuentes pueden obtener ante la comisión de actos criminales,
por lo cual facilita la implementación de programas o estrategias preventivas
que limiten estas oportunidades.
Felson, M y Clarke. R. (1998) Opportunity Makes the
Thief, London: Home Office Policing
and Reducing Crimi Unit, Research, Development and Statistics Directorate.
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Medina
Ariza, J. J. (1998). El control social del delito a través de la prevención situacional. Revista de derecho penal y
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